sábado, 18 de febrero de 2017

[Oneshot] Your Breath on my Skin — HyunRee


¡Buenos días esta preciosa mañana de sábado, hechiceros! Hoy he querido traer una nueva historia para la que me vino la inspiración de golpe y que deseaba escribir desde hacía bastante tiempo. Aunque se trata de un relato corto espero que os guste mucho y lo disfrutéis todo lo posible, tanto como me ha gustado a mí escribirlo.

Título: Your Breath on my Skin.
Tipo: Yuri.
Grupo: Nine Muses.
Pareja: HyunRee (Hyuna x Kyungree).
Género: Romance.

Extensión: One-shot.
Narración: Kyungree.

Argumento:
Kyungree está profundamente enamorada de Hyuna y no soporta tenerla lejos, por eso decide aferrarse a ella todo el tiempo que pueda las veces que se vean, dejándose caer en los brazos de Hyuna.




Your Breath on my Skin
Moon Hyun Ah x Park Kyung Ree

El estar separadas siempre había sido duro, sobretodo para mí, puede que tan solo para mí, pero cuando finalmente volvíamos a juntarnos las mariposas revoloteaban sin control por mi estómago y los fuegos artificiales empezaban a estallar a la par tanto en mi cabeza como en mi corazón. Hasta a mí misma me suena cursi, pero no puedo evitarlo; ya no quiero huir de la realidad, porque ya no tiene sentido hacerlo.

— Estás distraída, más de lo normal —. Sus palabras siempre me sacaban de mis ensoñaciones en tan solo unos segundos. Me acarició el rostro inmediatamente después de que lo dirigiese hacia ella. — ¿Ocurre algo? ¿Qué necesitas? — Me hizo sonreír, como siempre.

Negué con la cabeza, pasando a continuación uno de mis brazos por su cintura, apegándome a ella, sintiendo su calor y su respiración. — Todo está bien, no te preocupes —.

Pude notar, más bien predecir, aquella sonrisa que se formó en sus labios, esa sonrisa que se me contagió inevitablemente incluso sin necesidad de haberla visto con mis propios ojos antes.

— ¿Me echas de menos? Yo os añoro a todas —. Hacía ya varios meses que Hyuna había dejado el grupo, al menos oficialmente, porque para todas nosotras seguía siendo nuestra cabecilla, y siempre lo iba a ser; con el permiso de Sera, por supuesto.

— Claro que te echo de menos, más que cualquier otra —. La apreté con un poco más de fuerza contra mi cuerpo, intentando tenerla lo más cerca posible, mirándola a los ojos desde una lejanía prácticamente inexistente. — Espero que pienses en mí todos los días —. Su risa me hizo sonreír de nuevo.

— Pues claro que te extraño y pienso en ti todos los días; ¿cómo puedes dudarlo siquiera, enana? — Respondí al beso que depositó en mi frente con un puchero, aunque interiormente sonreía lo máximo que podía.

— No lo dudo, pero pienso que es mejor asegurarse —. Volvió a reír, y esta vez el beso que me dió con el fin de contentarme fue en los labios, un beso que prácticamente me dejó sin habla y respiración gracias a todo el tiempo que llevaba esperándolo, deseándolo.

Volvió a acariciarme la cara, esta vez enredando sus manos entre mi pelo, jugando con algunos mechones, y todo sin perder el contacto visual conmigo, lo que me hizo sonrojar sin tan siquiera llegar a darme cuenta de ello.

Cuando se me acercó y depositó un segundo beso sobre mis labios volví a quedarme en blanco, estremeciéndome por dentro, sintiendo una especie de estallido de emoción en mi cabeza. Me aferré incluso más a ella, tirando ligeramente de su camiseta.

— Tampoco hace tanto que nos vimos, Kyungree, ¿por qué estás así de pegajosa? No quiero decir que me moleste tenerte cerca, es solo una curiosidad —. Deslizó una de sus manos hasta mi cuello, acariciándolo lentamente, mientras que con la otra apartaba algunos mechones de pelo que me tapaban el rostro.

— Ya sé que nos vimos no hace mucho...Pero hacía más tiempo que no estábamos las dos solas, y quiero aprovecharlo al máximo —. Aunque en mi estado me costaba no estar nerviosa saqué un tanto de seriedad a la hora de fijar la mirada en ella. — Te quiero solo para mí, eso es todo —. Sentí vergüenza, sobretodo cuando rió.

— ¿Es que eres tonta? — Sostuvo mi cara con ambas manos, haciéndome imposible dejar de mirarla. — Yo ya soy toda tuya, desde hace mucho, y no tengo planeado cambiar eso —. Comenzaron a quemarme las mejillas, supuse que debería tener toda la cara roja, pero no podía mover el rostro ni dirigir la mirada a ninguna otra parte, tan solo fui capaz de morderme el labio inferior, como intento de no explotar literalmente. — Mi pequeña…¿Por qué eres tan linda? —

Volvió a besarme, y mientras lo hacía tomó mis brazos y los pasó por sus hombros, antes de pasar sus brazos por mi cintura y acercarme más a ella, provocando que un satisfactorio y excitante escalofrío recorriese mi columna. Finalmente volvió a mirarme a los ojos.

— Sabes que te quiero, ¿verdad? Más que a ninguna otra —. Asentí casi sin saber lo que hacía, pues me pareció que incluso tenía la boca entre abierta; esto pareció hacerle gracia y volvió con una de sus suaves risas. — Ya sé que estás loca por mí, no tienes que ponerte así para hacérmelo saber indirectamente —. Tocó su nariz con la mía y yo volví a sonrojarme, aunque esta vez mi subconsciente decidió actuar y fui yo la que comenzó el nuevo beso.

No me di cuenta de ello pero en tan solo unos segundos me encontraba tumbada en el sofá, con ella encima y su rostro justo frente al mío, realmente cerca, y no pude evitar respirar agitadamente nada más darme cuenta de la situación actual. Me acarició el rostro nuevamente antes de comenzar a besarme el cuello y a deslizar sus manos por mi cuerpo, haciendo que mi corazón latiera cada vez más y más rápido.

Según iban sucediéndose los segundos iba cayendo más y más profundo bajo su control, sin poder evitar todos los vuelcos que mi corazón estaba dando y que se me erizase la piel de aquella forma, sobretodo cuando sentí su respiración sobre mi pecho.

— ...No quiero que te marches nunca, Hyuna —. Volvió a poner su rostro frente al mío, mostrándome una de sus sonrisas, esta vez incluso puse notarla más sincera que cualquier otra vez.

— No pienso marcharme nunca, siempre voy a estar a tu lado, Kyungree —. Tras el nuevo beso que acompañó a aquellas inolvidables palabras sencillamente me dejé llevar por ella, tan solo pensando en nosotras, dejando a un lado el resto del mundo, cuyo curso me pareció que había dejado de correr a nuestro alrededor.

Deseé que jamás se terminase, y lo continúo deseando ahora. Sé que lo que más quiero mantener en mi vida es a ella, y voy a hacer todo lo posible por ello. Por sentir durante el resto de mi existencia su respiración sobre mi piel.

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